sábado, 19 de mayo de 2007

Juego de gatos


Realidades paralelas, creadas. Somos personajes, nunca los mismos, lloramos, peliamos. Ebrios, locos de patio, sureños, hermanos con diálogos de fuerte y desgarrador contenido. Nos siguen las miradas y los oídos curiosos por saber que pasa, damos en el gusto levantando la voz sólo un poco, causando miedo, escandalizando al público que no sabe que todo es un juego de dos exhibicionistas por naturaleza.

Pasas a mi lado, eres una desconocida. Me miras y sonríes con maléfica mueca. Me levanto y me aproximo siempre detrás, te sigo creyendo pensar en los peligros de seguir a una atractiva mujer que jamás he visto. Me buscas girando tu rostro hacia un lado, sutilmente. Tus movimientos son como los de una gata, mi gata negra que descansa bajo un árbol, en un lugar ya olvidado… en realidad no por completo. Sigo con el juego caminando a unos metros de tus pasos, sabiendo que me sientes caminar muy cerca, que mi mirada te sigue, ya sé adonde vamos, es hacia aquella banca, “nuestra banca”.

Varias veces hemos hecho esto, solo por placer de sentirnos extraños, que incomprensibles somos. Dejo que te alejes unos metros más, llegas y te sientas, no antes de escrutar que la superficie no esté sucia, yo me siento a un lado, te miro, aún con los audífonos puestos y te hablo:

- ¿Un cigarro?- miras la cajetilla y aceptas-.

- ¿Sólo éstos quedan?- respondes-.

- Me fume unos cuantos… - Te contesto con un dejo infantil-.

Nada más atinamos a reír. Corte. Se imprime