
Todo es un ciclo, todo gira al igual que el universo.
Ciclos grandes y pequeños, de días, semanas, meses, años… de segundos y horas.
El continuo retornar al punto en que todo se repite de igual forma en distinto tiempo, para formar un espiral.
Toda una danza de movimientos, equilibrados, creando reglas, que aplicadas al individuo forman hábitos, vicios, ritos, emociones que vienen y van, activando actos y acciones.
Ciclos que nacen y mueren que dan paso a otros, forman una vida, una pequeña proyección del universo en un ser… este ama y odia, se ríe y llora, que nace y muere… así surge el ciclo de la vida.
Ciclos positivos y negativos en todos sus aspectos, como la creación y la destrucción, la luz y sombra. Giramos tratando de ser libres, mas ¿Qué tan autónomos podemos ser, si somos muñecos bajo estos procesos universales?
Sin embargo al percatarnos concientemente de aquello ¿podremos romper el círculo que nos ata?
Es en el acto de real conciencia al conocer nuestra vida, en el ejercicio de la observación intima de nuestra historia donde podemos romper la acción externa e interna que nos esclaviza y nos hace marionetas de lo que llamamos destino, y ser reales creadores de nuestros eventos.
Al despertar de este estado de inconciencia nos encontramos con el sentimiento primitivo del miedo, que nos obligo a tener religiones, estas nos ayudaron guiando y diciendo exactamente lo que teníamos que hacer para no salir de las reglas sociales, quitándonos la voluntad de crear, cuestionarnos y experimentar, y caer nuevamente en el estado de sueño en que vivimos.
Un ciclo, un circulo, una espiral que existe dentro y fuera del ser, como repetición del universo en nosotros, que solo con la contemplación sobre si mismo podremos manipular para nuestro beneficio o destrucción._
Azariel