Entra y sale por callejones de tierra que desconoce.
Mira sus manos para ver si están sucias o manchadas.
Siente el suelo por donde camina.
Piensa en lo que vera más adelante.
Sabe que el aire que respira es limpio,
sabe que lo que ve es real,
que el Sol no le molesta,
entiende que ya es parte del paisaje,
y que camina solo.
La curva del camino se aleja,
respira sin dificultad,
su pelo se balancea con cada paso,
sus ropas están impregnadas al aroma de hierva y tierra.
Comienza a correr y a gritar imitando a un animal.
Huele el viento, sus brazos se agitan con violencia.
-Tengo que llegar, tengo que llegar, debo llegar…
Es lo que grita, es lo que gruñe mientras corre.
Se detiene de golpe y cae, golpeándose, rodando unos metros,
Esta inmóvil, boca abajo,
piedras se incrustaron en sus manos y rostro,
El sol y el viento lo ayudan a reincorporarse,
No siente nada, no recuerda cuando fue que dejo de sentir,
cuando dejo de doler, sin embargo sabe que algo existe dentro de él.
La noche llega, y el sigue caminando.
El cielo es maravilloso en estos lugares alejados,
Las estrellas alumbran el camino, la gran nebulosa sobre su cabeza.
Comprime su espíritu, y grita: ¡Tengo que llegar!
Su andar es seguro y firme, ya las manos y el rostro no le molestan.
Vientos nocturnos, formula mágica, frió.
Se siente acompañado por los ruidos, que surgen de la maleza,
animales que escapan de él o lo observan… no se siente solo.
Amanece, esta cerca de la curva y todo esta mojado,
todo esta cubierto de Rocio, incluso él, lame sus manos,
lame la hierba, lame las hojas de los árboles, lame las piedras,
calmando su sed, mojando con rocio sus labios y parpados.
Comienza a caminar… por fin llega a aquella curva.
Sus ojos luminosos observan, su rostro esta contento, feliz.
Ante él ve un nuevo camino, con otros árboles, y con dos curvas para elegir.
)Azariel(
+Ciego+